Ciudad de México, 13 de abril de 2024 – En los últimos años, la atención médica se ha centrado en los cánceres de mama y próstata. Sin embargo, en la actualidad, el mundo se prepara para hacer frente a los tumores del tubo digestivo, que incluyen el esófago, estómago, colon, recto y ano. En México, es crucial la relación de estos tumores con el hígado. De todos ellos, el cáncer de colon y recto ocupan el primer lugar en cuanto a la frecuencia de tumores, según explica Erika Betzabé Ruiz García, titular del Diplomado de Medicina Traslacional en Oncología de la Facultad de Medicina de la UNAM y directora de Docencia del Instituto Nacional de Cancerología (INCan).
“Hasta hace dos años, aún se asociaba la palabra ‘colorrectal’ como si fuera un solo órgano, cuando en realidad es un continuo, un tubo. Hoy en día, puedo decir que el tratamiento cambia entre el cáncer de colon, que es el intestino grueso, con respecto al de recto, que es el reservorio de la materia fecal”, aclara Ruiz García.
La especialista también señala que las personas nacidas después de la década de los 90 del siglo pasado tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de recto que de colon, debido a factores relacionados con la alimentación, como la dieta carente de fibra y agua, así como al alto consumo de alimentos procesados.
En el Instituto Nacional de Cancerología, al menos uno de cada cinco pacientes con estos tipos de cáncer es menor de 50 años. Esto es preocupante porque muchos comienzan con síntomas como sangrado, pero se quedan callados, atribuyéndolo a hemorroides. “Es serio porque empiezan con sangrado y se quedan callados, le echan la culpa a la hemorroide, y finalmente van al doctor”, menciona Ruiz García.
El cáncer colorrectal es un término que se utiliza para referirse al cáncer que se origina en el colon o el recto. Ambos comparten varias características; sin embargo, el tratamiento es diferente. Por eso, es fundamental estar atentos a cualquier cambio en los hábitos intestinales y acudir al médico ante cualquier síntoma anormal.