TECÚN UMÁN, GUATEMALA.- Más de un millar de migrantes, la mayoría hondureños, descansaban el sábado en un puente sobre el río Suchiate en la frontera entre Guatemala y México, aguardando la llegada de otros, con la esperanza de que formar un grupo más numeroso aumente sus posibilidades de ingresar a territorio mexicano y seguir su camino hacia Estados Unidos.

“Es difícil, sobre todo con los niños, pero allá en Honduras ya nada se puede hacer, ya todo está quemado, no hay trabajo, uno sale en la mañana y regresa por la tarde igual, sin trabajo”, declaró el hondureño Marvin Aguirre, de 33 años. “Aquí vamos a esperar, a ver qué dicen todos”.

Aguirre partió de San Pedro Sula en el primer grupo de la nueva caravana el martes 14 de enero en compañía de su esposa, hijos y una nieta de cuatro meses. Ahora esperan la llegada de más migrantes y ver si todos juntos logran cruzar a México.

La mañana del sábado se vivieron momentos tensos sobre el puente cuando varios migrantes trataron de ingresar a México a empujones y lanzando algunos objetos antes de ser contenidos por las fuerzas de seguridad mexicanas, un choque en que no se registraron heridos.

Durante algunas horas las autoridades mexicanas permitieron que varias decenas de migrantes ingresaran al país a través del puente, mientras una voz por altoparlante les advertía que, aunque lleguen a Estados Unidos, tal vez no obtengan asilo allí.

Un funcionario federal, que pidió el anonimato por no estar autorizado a hacer declaraciones, indicó a The Associated Press que los grupos que están cruzando a México son trasladados a las estaciones migratorias de Tapachula o Tuxtla, la capital de Chiapas, 400 kilómetros al norte, donde podrían solicitar asilo o acogerse a empleos temporales ofrecidos por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, algunos prefieren seguir hacia Estados Unidos, como Jazmín Gonzalez, una salvadoreña de 23 años que viaja con su hija y otros tres familiares.

“Vamos a caminar hasta arriba”, aseguró con su pequeña en brazos mientras ingresaba a las oficinas de migración del puente.

“Hay oportunidades para todos” dijo el general Vicente Hernández, responsable de las fuerzas armadas de la zona, desde la valla fronteriza a quienes permanecían en el territorio guatemalteco.

Al otro lado del río que separa Tecún Umán de la localidad fronteriza de Ciudad Hidalgo, soldados de la Guardia Nacional de México con escudos antimotines fueron llegando en camiones durante la tarde del viernes en anticipación del próximo movimiento de los migrantes.

El gobierno de México ha advertido que los migrantes que ingresen a su territorio sin registrarse no podrán pasar de la zona fronteriza, pero los que buscan asilo u otras protecciones podrán solicitarlas y legalizar su estatus.

Funcionarios guatemaltecos contaron más de 4.000 migrantes registrados en pasos fronterizos de entrada en los últimos días, aunque otros pasaron sin inscribirse, otros 400 hondureños habrían regresado a su país. El gobierno de Guatemala anunció que facilitará transporte a quienes deseen regresar a su país.

Sonia Eloina Hernández, la alcaldesa de Ciudad Hidalgo, señaló que las autoridades esperaban la llegada de un gran número de migrantes.

“Nos estamos preparando, no sabemos exactamente cuánta gente venga”, afirmó.

Alrededor de 148 migrantes entraron a Ciudad Hidalgo en los últimos días y pidieron asilo, apuntó Hernández. Al menos 500 más esperaban en los alrededores de Tecún Umán.

Por la tarde del sábado, la entrada desde el puente se mantenía cerrada y custodiada por militares con equipos antidisturbios.

El viernes, los migrantes intentaron dormir en el lado guatemalteco del puente, con sus cabezas apoyadas sobre sus mochilas y los niños tendidos entre sus padres. Prendas húmedas colgaban de las cercas. Otros mataban el tiempo jugando al fútbol en la orilla del río Suchiate.

“Tenemos que esperar a ver qué pasa”, dijo Tania Mejía, una madre hondureña de 25 años que, junto a su hijo de seis años y a su hija de tres, ocupaba unos pocos metros cuadrados junto a un árbol en el acceso al puente.

Mejía quería ser una de las primeras en cruzar, pero consideraba su deseo con la seguridad de sus hijos y la idea de que podría quedarse atrás para ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.

Tenía todavía fresco el recuerdo de las dos primeras caravanas de migrantes en las que viajó sola, una a finales de 2018 y la otra en la primavera de 2019. Sabía que la situación podía agravarse si las fuerzas de seguridad intentaban impedir la entrada a México.

“Dicen que los mexicanos no van a dejar pasar, pero ¿quién sabe?”, declaró.

Si fuera necesario, agregó, podría tener que vadear el río como hizo una de las veces anteriores. En esta ocasión, su objetivo no era llegar a Estados Unidos, sino al norte de México.

“Tengo una persona en Mexicali que me puede dar trabajo, así que hasta ahí quiero llegar”, manifestó.

México no cerró el puente el viernes. Los migrantes que querían cruzarlo y solicitar asilo o tratar de regularizar su estatus para encontrar trabajo, podían hacerlo.

Pero los migrantes desconfiaban. La oferta mexicana de estatus legal y un posible empleo incluye una cláusula que los confinaría en el sur del país, donde los salarios son más bajos y hay menos empleo que en otras partes de México.

Hernández, la alcaldesa, señaló que el país es distinto ahora que en 2018 y a principios de 2019, cuando las multitudinarias caravanas de migrantes cruzaron la frontera. El gobierno, desde las municipalidades hasta el federal, está coordinado y preparado, añadió.

La regidora esperaba la llegada de más agentes a Ciudad Hidalgo “para que la gente no pase por el río. Que el que quiera pasar a México, como dice nuestro presidente, ‘Bienvenido’, pero por el puente”.

En la capital de Guatemala, Mauro Verzzeletti, director de un albergue para migrantes, dijo que esperaba que entre 1.000 y 1.500 personas durmiesen allí el viernes. Los migrantes tenían previsto retomar su marcha alrededor de las 04:00 de la madrugada del sábado.

Por su parte, la oficina del Defensor de los Derechos Humanos de Guatemala informó que había poco más de 1.000 personas congregadas en otro punto de la frontera mexicana, más al norte, en la región de Petén, y que había reportes de que las fuerzas de seguridad mexicanas también se estaban reforzando allí.

En Ciudad Hidalgo, Francisco Garduño, comisionado del Instituto Nacional de Migración mexicano, subrayó que los migrantes que traten de ingresar al país de forma ilegal, no podrán ir mucho más lejos.

“No pueden entrar porque sería una violación de la ley”, dijo a la AP. Aunque se negó a hablar en detalle sobre el despliegue de seguridad fronterizas, indicó que había “suficientes” efectivos para mantener la situación bajo control.

Fuente: AP

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