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    Visa cancelada a Marina del Pilar agita a la clase política

    RedacciónRedacciónMay 11, 202519 Mins Read481 Views
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    La supuesta revocación de la visa estadounidense de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, ha generado un torbellino de reacciones políticas e institucionales en la entidad. En días recientes, la mandataria fronteriza informó públicamente que el Gobierno de Estados Unidos le retiró el visado de turista tanto a ella como a su esposo, Carlos Torres, en un procedimiento consular sin explicación aparente. Este hecho inédito ha provocado comunicados oficiales de respaldo, exigencias de transparencia por parte de la oposición y ha abierto interrogantes sobre el contexto diplomático actual y los fundamentos legales que permiten a las autoridades migratorias de EE. UU. tomar una medida de este tipo.

    Contexto: un retiro de visa inusual y sin esclarecimientos

    La noche del 10 de mayo, Carlos Torres – esposo de Marina del Pilar y funcionario en su administración – fue el primero en anunciar que el gobierno estadounidense revocó su visa de no inmigrante, sin detallar los motivos . Horas más tarde, la gobernadora confirmó que también recibió una notificación similar, atribuyendo la decisión a “disposiciones internas del Departamento de Estado” de EE. UU. . Ávila Olmeda comunicó en sus redes sociales que mantendrá las gestiones jurídicas necesarias para ejercer su “derecho migratorio internacional” y recuperar el documento, expresando a la vez su plena confianza en que la situación “se va a aclarar satisfactoriamente para ambos”. Tanto la gobernadora como su esposo subrayaron que esta acción no constituye una acusación ni investigación formal por parte de alguna autoridad de México o de Estados Unidos.

    La ausencia de una explicación oficial por parte de las autoridades norteamericanas ha dado pie a especulaciones y demandas de información. Se trata de un caso atípico, pues nunca antes en la relación bilateral se había reportado el retiro de visa a un gobernador mexicano en funciones. Baja California, al ser un estado fronterizo con vínculos económicos y sociales profundos con California, se encuentra en una posición particularmente sensible: la posibilidad de que su máxima autoridad no pueda ingresar al país vecino tiene implicaciones prácticas y simbólicas de gran calado. En este contexto, las fuerzas políticas locales han fijado postura de inmediato.

    Predial Tijuana

    Respaldo de Morena Baja California: “procedimiento meramente administrativo”

    El partido Morena en Baja California cerró filas en torno a Marina del Pilar tras conocerse la noticia. El Comité Ejecutivo Estatal de Morena emitió un comunicado oficial de respaldo firme y solidario, calificando el retiro de la visa como un “procedimiento meramente administrativo” propio de los procesos internos de Estados Unidos, los cuales no siempre se hacen del conocimiento público. El documento, firmado por la líder estatal de Morena, Rosina del Villar Casas, enfatizó la confianza en la integridad de la gobernadora y ensalzó su trayectoria: la describió como “una mujer valiente que ha dado resultados, que no se esconde ni se doblega”, en alusión a los logros de su gobierno en diversos programas sociales y de seguridad.

    Morena Baja California hizo un llamado a la prudencia política ante este suceso. En su mensaje exhortó a no “lucrar políticamente” con el tema ni “sembrar odio desde la desinformación”. “Quienes buscan sacar provecho de esta situación están del lado equivocado de la historia. Baja California necesita unidad, responsabilidad y compromiso con la verdad”, agregó la dirigencia morenista. De esta forma, el partido oficialista trató de desactivar cualquier intento de la oposición de capitalizar la controversia, enmarcando el retiro de la visa como un trámite técnico que no empaña la gestión de Ávila Olmeda.

    Postura del Congreso local: apoyo unánime y exigencia de aclaraciones

    El Congreso de Baja California, de mayoría morenista, también manifestó su posición a través de sus canales oficiales. Los diputados locales de Morena emitieron un pronunciamiento en el que cerraron filas con la gobernadora y expresaron “respaldo y apoyo” a sus acciones de gobierno. En el comunicado – divulgado pocas horas después del mensaje de Morena estatal – la bancada subrayó que “la Gobernadora… sin duda ha sido un referente de buen gobierno en nuestro estado”, enumerando algunos de sus programas emblemáticos como prueba de los resultados positivos de su administración. Destacaron iniciativas sociales como la “Tarjeta Violeta” en apoyo a adultos mayores, “Desayunos Escolares” para la niñez y “Ilumina tu Día” para alivio en tarifas eléctricas, como ejemplos del trabajo que Marina del Pilar ha realizado al frente del Ejecutivo estatal.

    Asimismo, el Congreso situó el incidente en un marco diplomático más amplio. Los legisladores morenistas señalaron que actualmente se vive una “etapa compleja” en la relación México-Estados Unidos, recordando que el Gobierno de México ha mantenido una “postura firme” ante cualquier intento de intervencionismo extranjero. Sin referirse directamente a la administración estadounidense, el mensaje deja ver la sensibilidad que existe en Morena respecto a presiones externas en materia de seguridad y soberanía. En este sentido, los diputados indicaron que las autoridades de EE. UU. deberán ofrecer las aclaraciones pertinentes para que el asunto “se resuelva de la manera correcta”. También reconocieron la “transparencia y apertura” con la que Ávila Olmeda dio a conocer el tema, atendiendo la situación “con dignidad” ante la ciudadanía. El pronunciamiento fue suscrito por todos los integrantes del grupo parlamentario de Morena en el Congreso bajacaliforniano, evidenciando unidad oficialista frente a la controversia.

    La oposición y figuras políticas exigen transparencia y explicaciones

    En contraste con el tono de calma y respaldo del partido en el poder, la oposición política reaccionó con severidad, demandando esclarecimientos puntuales sobre la revocación de las visas. Dirigentes y legisladores opositores consideraron el hecho como “grave” y advirtieron que no debe minimizarse, pues a su juicio no se cancela una visa “por motivos menores”.

    A nivel nacional, el grupo parlamentario del Partido Acción Nacional (PAN) en el Senado tomó cartas en el asunto. En un comunicado, los senadores panistas subrayaron que, dada la intensa relación comercial, de inversión y cultural entre Baja California y Estados Unidos, “la ciudadanía… merece una explicación precisa y contundente sobre el porqué de la revocación de su visa”. Consideraron indispensable saber las razones detrás de la decisión y cómo podría afectar el desempeño de Ávila Olmeda como gobernadora. Incluso plantearon que la situación abre “interrogantes serias en torno a la integridad y la ética en el ejercicio de poder” de la mandataria y de su esposo, interrogantes que “deben ser aclaradas” cuanto antes. Esta postura insinuó, sin afirmarlo directamente, que el retiro del visado podría estar ligado a algún señalamiento de fondo, aumentando la presión sobre la gobernadora para dar una respuesta detallada.

    Figuras de otros partidos también se sumaron al llamado de transparencia. Gustavo de Hoyos Walther, diputado federal de Movimiento Ciudadano (y exdirigente empresarial de origen bajacaliforniano), calificó el incidente como un “hecho inédito” y enfatizó que Baja California mantiene una relación muy estrecha con Estados Unidos, en especial con California. Recordando que Marina del Pilar actualmente funge además como presidenta de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), De Hoyos sostuvo que es “imperativo” que se aclaren las causas del retiro de la visa, por tratarse de algo que trasciende lo personal y podría afectar la normalidad de la relación binacional. “Sin ambivalencias, sin eufemismos debe darse cuenta a los ciudadanos de Baja California… cuál es la circunstancia determinante de este hecho inédito”, exigió el legislador, advirtiendo que la situación “es lesiva para el desarrollo económico” del estado mientras persista la incertidumbre. De Hoyos puso el episodio en perspectiva histórica, recordando que Estados Unidos suele retirar visas a funcionarios de gobiernos autoritarios o antidemocráticos, o a personas vinculadas con operaciones financieras cuestionables, e incluso –en casos extremos– a individuos asociados con grupos terroristas. Si bien aclaró no tener pruebas para acusar a Ávila de alguna falta, aludió a esos precedentes para enfatizar la gravedad política que reviste el tema y la necesidad de clarificarlo cuanto antes.

    En Baja California, el Partido Acción Nacional estatal también alzó la voz. Lizbeth Mata Lozano, presidenta del PAN en la entidad, emitió un posicionamiento directo: exigió que Marina del Pilar informe con claridad si su visa fue cancelada por las autoridades estadounidenses. Mata Lozano criticó que el esposo de la gobernadora pretendiera restarle importancia al hecho calificándolo como un trámite administrativo, y señaló que “no se le retira la visa a cualquier persona por motivos menores”, sugiriendo que debe haber causas de fondo. La lideresa panista vinculó el suceso con la situación de seguridad local y con acusaciones previas que han circulado a nivel nacional: recordó los altos niveles de violencia, desapariciones y hallazgos de fosas clandestinas en el estado, “especialmente los señalamientos… de la periodista Elena Chávez” – quien aseguró que Marina del Pilar habría sido incluida en una lista de presuntos “narco-gobernadores” por parte del gobierno estadounidense, debido a supuestos nexos con el crimen organizado. Este señalamiento, aunque no cuenta con confirmación oficial, ha sido citado por adversarios para insinuar que la revocación del visado podría estar relacionada con investigaciones sobre crimen organizado. Ante ese contexto, Mata Lozano consideró “urgente” que la gobernadora aclare los motivos de la decisión tomada por EE. UU. en contra de Carlos Torres, y si ella enfrenta alguna consecuencia similar.

    “La gobernadora no puede seguir evadiendo su responsabilidad de informar con claridad si ha sido objeto de alguna sanción migratoria por parte del gobierno estadounidense, y si ello está relacionado con las acusaciones públicas que pesan sobre ella”, añadió la dirigente del PAN bajacaliforniano, subrayando que se trata de “un tema muy grave que nunca había ocurrido en la historia de la entidad”. El PAN de Baja California demandó abiertamente a Marina del Pilar que actúe con transparencia y rendición de cuentas, aclarando de inmediato si su visa fue cancelada y si ha sido notificada formalmente de alguna investigación o restricción por autoridades extranjeras. “La ciudadanía merece saber si su gobernadora está en condiciones de representar al estado en el ámbito internacional, y si su administración está siendo investigada por el gobierno de Estados Unidos”, concluyó Mata Lozano. Estas expresiones reflejan cómo la oposición ha buscado transformar el incidente en un escrutinio a la integridad del gobierno estatal, presionando para que cualquier posible vínculo turbio salga a la luz o se descarte con evidencia.

    Cabe señalar que junto con las voces políticas, el debate público también se ha caldeado en medios y redes sociales. Comentaristas críticos al gobierno de la llamada “Cuarta Transformación” han utilizado términos como “narcogobernadora” para referirse a Marina del Pilar, alimentando la polémica. Aunque dichas acusaciones no están sustentadas judicialmente, contribuyen a polarizar la discusión. En respuesta, la propia gobernadora y sus aliados han reiterado que no existe ningún señalamiento formal en su contra ni en contra de su esposo, e insisten en que todo se trata de un asunto administrativo que será aclarado en su momento.

    Implicaciones diplomáticas de la revocación y contexto binacional

    La controversia por la visa de Marina del Pilar Ávila trasciende el ámbito local y toca fibras de la relación México-Estados Unidos. Baja California es un estado clave en la frontera, con ciudades como Tijuana y Mexicali fuertemente integradas a la economía y sociedad de California. Cualquier restricción migratoria impuesta a su gobernadora podría afectar la dinámica binacional, desde la representación del estado en foros internacionales hasta la coordinación cotidiana en seguridad, comercio y asuntos fronterizos. Legisladores han advertido que este episodio podría “afectar los lazos binacionales”, dados los estrechos vínculos comerciales, económicos, políticos y culturales de la entidad con el vecino país.

    El momento en que ocurre este incidente es especialmente sensible. En los últimos meses, la relación entre México y EE. UU. ha enfrentado tensiones por temas como el combate al narcotráfico, la crisis migratoria y declaraciones desde Washington que México percibe como injerencistas. El comunicado de los diputados de Morena aludió a ello al mencionar la “postura firme” del gobierno mexicano contra el intervencionismo. No son detalles menores: en el discurso público mexicano ha resonado la oposición a cualquier intento de agentes de Estados Unidos de operar unilateralmente en territorio nacional bajo el pretexto de combatir a los cárteles, un tema que cobró fuerza luego de propuestas en EEUU de designar a dichas organizaciones como terroristas. En este contexto político-diplomático actual, la decisión de revocar las visas a una figura de la 4T (la Cuarta Transformación, movimiento del partido Morena) podría ser interpretada en claves políticas. Algunos simpatizantes de Marina del Pilar insinúan que se trata de una medida arbitraria o de presión del lado estadounidense, mientras detractores sugieren que es resultado de posibles indagatorias secretas sobre corrupción o narcotráfico.

    Oficialmente, el Gobierno de México ha manejado el asunto con cautela. La Secretaría de Relaciones Exteriores no ha emitido hasta ahora un pronunciamiento público detallado, probablemente en espera de más información por los cauces diplomáticos. Un portavoz de la Embajada de EE. UU. en México se limitó a señalar que los registros de visas son confidenciales y no pueden discutirse detalles de casos individuales, reiterando la política de reserva habitual en estos trámites. No obstante, dada la prominencia del caso, es de suponer que existen gestiones discretas en curso: por ejemplo, solicitudes informales de aclaración por parte de la Cancillería mexicana, o conversaciones entre autoridades consulares y del gobierno estatal. Marina del Pilar, al ser presidenta de la Conago, tendría programadas reuniones y eventos con diplomáticos extranjeros y posiblemente con autoridades de EE. UU.; su inhabilitación para cruzar la frontera supone un obstáculo para esas funciones, lo que añade urgencia a la búsqueda de una solución.

    Desde Washington, no se ha indicado que la medida contra la gobernadora forme parte de alguna sanción diplomática amplia contra funcionarios mexicanos. Si bien algunos recordaron que durante administraciones estadounidenses previas (como la de Donald Trump) se endurecieron ciertas revisiones de visas a mexicanos frecuentes por motivos de seguridad, no hay confirmación de que este retiro esté ligado a la política migratoria general o a un castigo específico. Aun así, medios nacionales apuntan que la actual administración estadounidense (entrante en 2025) podría estar aplicando criterios más estrictos en visados a servidores públicos extranjeros, lo que encuadraría con la explicación dada por los afectados de que se trata de una decisión derivada de criterios internos del Departamento de Estado.

    En resumen, el incidente coloca a prueba la coordinación diplomática: por un lado, México busca proteger a sus funcionarios de lo que percibe podría ser un agravio o, al menos, un error subsanable; por otro, Estados Unidos ejerce su facultad legal de admisión sin dar explicaciones, algo que, aunque soberano, tensiona la confianza. La resolución satisfactoria de este caso será importante no solo para la trayectoria personal de Marina del Pilar, sino como señal del estado de la relación bilateral en materia de respeto mutuo y cooperación.

    Fundamentos legales: ¿bajo qué causas puede EE. UU. cancelar una visa?

    La situación ha suscitado preguntas sobre los fundamentos legales migratorios de Estados Unidos que permiten revocar una visa, incluso a un servidor público de alto nivel. Es importante destacar que poseer una visa no otorga un derecho absoluto de entrada, y las autoridades estadounidenses tienen amplia discrecionalidad para anular un visado si surgen razones que así lo ameriten. De acuerdo con la normativa del Immigration and Nationality Act (INA) y regulaciones del Departamento de Estado, un funcionario consular o el propio Departamento de Estado puede revocar una visa en cualquier momento si considera que el titular ya no es elegible para la misma o si obtiene información adversa posterior a su emisión.

    Las causales específicas para cancelar una visa son variadas. Según el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU. (USCIS) y disposiciones del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), entre los motivos comunes de revocación se encuentran:

    • Preocupaciones de seguridad o vínculos delincuenciales: Si el DHS determina que una persona representa una amenaza para la seguridad nacional o pública de EE. UU., o si el individuo aparece en listas de vigilancia por vínculos con organizaciones criminales o terroristas, su visa puede ser revocada de inmediato. Esto podría ocurrir aunque no exista un proceso penal abierto, como medida preventiva ante información de inteligencia.
    • Cambios en la situación o elegibilidad: Cuando cambian las circunstancias personales del titular y dejan de cumplirse los requisitos bajo los cuales se otorgó la visa, esta puede invalidarse. Por ejemplo, si se sospecha que el propósito del viaje ya no es el declarado o que el titular podría abusar del visado para fines distintos (como inmigrar ilegalmente o realizar actividades no permitidas), las autoridades pueden cancelarlo.
    • Violaciones migratorias previas: Incumplir con las condiciones de una visa es causal directa de cancelación. Esto abarca trabajar en EE. UU. con visa de turista, realizar actividades remuneradas no autorizadas, o exceder el tiempo de estancia permitido por el visado. Cualquier uso indebido documentado lleva a la anulación del documento y potencialmente a la inadmisibilidad futura del individuo.
    • Fraude o información falsa: Si se descubre que el solicitante proporcionó datos falsos en su trámite (por ejemplo, ocultar antecedentes o mentir en la entrevista consular) o usó una identidad falsa para obtener la visa, esta será cancelada al confirmarse la irregularidad. La integridad de la información es base del visado; mentir constituye motivo de revocación y posible veto a futuros ingresos.
    • Comisión de delitos graves: La participación en actividades criminales puede derivar en la revocación inmediata del visado. Si un extranjero con visa comete delitos graves (especialmente aquellos que lo harían inadmisible según la ley, como delitos relacionados con drogas, lavado de dinero, trata de personas, etc.), EE. UU. puede cancelar su visa aunque se encuentre fuera de territorio estadounidense y sin esperar una condena final en algunos casos.
    • Cuestiones administrativas o discrecionales: En ocasiones la cancelación obedece a trámites burocráticos, por ejemplo, cuando se emite una nueva visa a una persona, automáticamente se invalida la anterior para evitar duplicidades. También, si un funcionario consular reconsidera una decisión o si hay un cambio de políticas internas, puede revocar visas expedidas como parte de revisiones masivas (ha ocurrido en casos de revisión de programas de visado bajo nuevas administraciones).

    En el caso de Marina del Pilar Ávila, tanto ella como su esposo han afirmado no haber incurrido en violaciones migratorias obvias (como permanecer ilegalmente o trabajar sin autorización), por lo que la atención se centra en si pudo mediar alguna razón de seguridad o integridad en la evaluación que hizo Estados Unidos. Ser un funcionario público en sí mismo no exenta de la aplicación estricta de estas normas; de hecho, los lineamientos permiten actuar incluso solo con sospechas fundadas. Estados Unidos a veces recurre a la revocación de visas como herramienta diplomática o de presión anticorrupción: por ejemplo, ha negado o cancelado visas a miembros de gobiernos acusados de violar derechos humanos o incurrir en corrupción significativa, en el marco de leyes como la Global Magnitsky Act. Un antecedente notable ocurrió en 2019, cuando el Departamento de Estado designó inelegible para visa al exgobernador mexicano de Nayarit, Roberto Sandoval, alegando su “probable involucramiento en casos significativos de corrupción” y vínculos con el narcotráfico. En ese caso, el propio secretario de Estado (Mike Pompeo) anunció públicamente la sanción, indicando que Sandoval y su familia inmediata no podían ingresar a EE. UU. por haber recibido sobornos de organizaciones criminales. Si bien Sandoval ya no era gobernador al momento de la revocación, el ejemplo ilustra que Washington puede vetar la entrada incluso de altos exfuncionarios mexicanos cuando existen señalamientos graves.

    Fuera de México, también se han visto medidas similares: funcionarios de países centroamericanos, jueces y políticos de naciones caribeñas, e incluso miembros de regímenes autoritarios en Latinoamérica han perdido sus visas estadounidenses en años recientes, como forma de presión política o castigo por conductas contrarias a los intereses o valores que EE. UU. procura salvaguardar. En todos estos casos, la justificación oficial suele ser escueta o nula debido a la confidencialidad de los registros migratorios, dejando a los afectados en la incertidumbre y obligándolos a limpiar su nombre por otros medios. Marina del Pilar y su esposo han optado por el camino legal: ya contactaron a un especialista en derecho migratorio para presentar mociones que revoquen la decisión o, en su defecto, gestionar nuevas solicitudes de visa por las vías ordinarias. Estos procesos podrían tardar semanas o meses y, mientras tanto, el componente político del asunto continúa en desarrollo.

    Un caso que mezcla política interna y diplomacia

    La presunta cancelación de la visa de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda ha evolucionado de ser un contratiempo personal a un tema central en el debate político de Baja California y un punto delicado en la agenda diplomática México-EE. UU. Por un lado, el gobierno estatal y su partido han asumido una postura defensiva, presentando el caso como un trámite técnico y expresando confianza en la honorabilidad de la mandataria. Por el otro, la oposición ha tomado la oportunidad para cuestionar la conducta de la administración morenista, insistiendo en que se revele cualquier trasfondo oculto y manteniendo vivo el escrutinio público sobre el asunto.

    Hasta el momento, no se han dado a conocer las causas precisas de la medida tomada por el gobierno estadounidense. Las especulaciones van desde posibles roces políticos entre las administraciones de ambos países, hasta la hipótesis de que existan investigaciones confidenciales por corrupción o crimen organizado. Sin embargo, no hay confirmación oficial de ninguna imputación contra Marina del Pilar en territorio norteamericano ni mexicano. La gobernadora se ha mostrado determinada a aclarar su situación migratoria por las vías institucionales y ha reiterado que su conciencia está tranquila, asegurando que tanto ella como su esposo han actuado con integridad en todo momento.

    En el interín, este episodio ofrece una ventana al complejo equilibrio entre soberanía, diplomacia y política doméstica. El desenlace que tenga –ya sea una explicación satisfactoria y la restitución de las visas, o la persistencia de la incertidumbre– sentará un precedente sobre cómo se manejan las fricciones cuando colisionan los procedimientos internos de Estados Unidos con la arena pública mexicana. Todos los actores involucrados parecen coincidir en algo: la necesidad de verdad y esclarecimiento. Ya sea por unidad y confianza, como pregona Morena, o por transparencia y rendición de cuentas, como exige la oposición, lo cierto es que Baja California y el país requieren respuestas claras. En última instancia, esclarecer por qué Estados Unidos decidió revocar la visa a Marina del Pilar Ávila Olmeda no solo despejará las dudas en torno a su figura, sino que contribuirá a mantener la confianza en las relaciones binacionales y en las instituciones, evitando que la sombra de la sospecha enturbie tanto el proyecto político de la gobernadora como la cooperación fronteriza en un momento clave. Las próximas semanas serán determinantes para observar si la diplomacia y el diálogo imperan, logrando que este inusual incidente migratorio se resuelva de manera adecuada y con pleno conocimiento público de sus causas.

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