Los lobos afinan su destreza cuando sin aullar, sigilosos, caminan en la orilla del horizonte.
Levantan el hocico, entrecierran los ojos como saboreando las moléculas dispersas que en el aire, chocan con violencia tenaz en el instinto de quien olfatea, busca…y encuentra.
El vaho de su calor contrasta con el frío del paisaje, abren el hocico, buscan las huellas, hasta parecen saborearla, observan las gotas derramadas en el camino rocoso para ellos no es una señal perdida.
La sangre, en su memoria sigue fresca. A través del olfato nuevos horizontes se abren…siguen caminando.
Las piedras rocosas no detienen su paso…hay brechas difíciles… pero nada detiene a una manada de lobos sigilosos caminando en la delgada línea infinita del horizonte.
La luna los ha descubierto. Brilla en sus ojos excitados.
Texto y Foto: Luis Felipe Cota Fregozo.