Badiraguato, Sinaloa, 28 de enero de 2025.- Hace 49 años, la figura de Lamberto Quintero quedó inmortalizada en el imaginario colectivo gracias a un fatídico evento: su muerte en una emboscada en el rancho El Salado, Sinaloa. Este acontecimiento, ocurrido el 28 de enero de 1976, no solo marcó su trágico final, sino que también dio origen a uno de los corridos más representativos de la música regional mexicana.
¿Quién fue Lamberto Quintero?
Originario de Badiraguato, Sinaloa, Lamberto Quintero creció en un entorno caracterizado por la actividad agrícola y los lazos familiares profundos, elementos esenciales de la vida rural mexicana. Sin embargo, como muchos hombres de su tiempo y región, su vida estuvo aparentemente marcada por vínculos con actividades ilícitas, algo que moldeó su carácter y el respeto que inspiraba en su comunidad.
Quintero es recordado como un hombre de valores firmes, cuya lealtad y defensa de su familia lo convirtieron en una figura respetada, pero también temida. Este carácter lo llevó a protagonizar enfrentamientos que finalmente culminaron en su trágica muerte.
El trágico 28 de enero
El 28 de enero de 1976, mientras viajaba por el rancho El Salado, Lamberto Quintero fue víctima de una emboscada. Según testimonios, el ataque fue resultado de disputas entre familias o grupos rivales en la región. Aunque los detalles exactos se han perdido en el tiempo, este evento desató una cadena de venganzas que acentuaron la fama de Quintero como un hombre que vivió y murió defendiendo su honor.
El corrido que lo llevó a la inmortalidad
Pocos años después de su muerte, Paulino Vargas escribió el famoso Corrido de Lamberto Quintero, que fue interpretado por Antonio Aguilar. La canción relata los últimos momentos de Quintero con una mezcla de dolor y admiración, destacando valores como la valentía y la lealtad.
Con versos como:
“El 28 de enero, cómo me duele esa fecha…”,
el corrido se convirtió en un himno que trascendió generaciones, posicionándose como un pilar de la música norteña. Su impacto cultural fue tan significativo que, en 1987, Antonio Aguilar protagonizó la película Lamberto Quintero, llevando su historia al cine y consolidando su lugar en la cultura popular mexicana.
Un legado vivo
A lo largo de las décadas, el nombre de Lamberto Quintero se ha mantenido vigente, no solo en su natal Sinaloa, sino también en toda Latinoamérica. Su historia refleja la complejidad de una región donde el honor, la tragedia y la música convergen para crear leyendas que resuenan en la memoria colectiva.
Hoy, los acordes de su corrido siguen siendo interpretados en fiestas y reuniones, recordando a un hombre cuya vida y muerte se entrelazaron con la cultura y tradición de México. Así, Lamberto Quintero permanece como un símbolo de un México profundo y complejo, cuya historia sigue siendo contada con orgullo al ritmo de un acordeón.