En los países escandinavos, es habitual observar carritos de bebé estacionados en el exterior de cafeterías y hogares, incluso durante los meses más fríos del año. Esta práctica, conocida como “siesta nórdica”, implica que los bebés duerman al aire libre, independientemente de las condiciones climáticas.
La tradición de las siestas al aire libre se remonta al siglo XIX y está profundamente arraigada en países como Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca. Los padres creen que el aire fresco contribuye a un sueño más profundo y saludable para sus hijos.
Investigaciones respaldan esta costumbre. Un estudio realizado en Finlandia indica que los bebés que duermen al aire libre tienen siestas más prolongadas, de entre una hora y media y tres horas, en comparación con aquellos que duermen en interiores. Además, se ha observado que esta práctica puede fortalecer el sistema inmunológico de los niños, haciéndolos menos propensos a infecciones respiratorias.
Es importante destacar que, para garantizar la seguridad de los bebés durante estas siestas, se toman precauciones como abrigarlos adecuadamente y utilizar carritos que los protejan del viento y la lluvia. Además, los padres suelen estar cerca, vigilando a sus hijos, y en países con altos índices de seguridad, esta práctica es socialmente aceptada.
Aunque esta costumbre puede sorprender a personas de otras regiones, en Escandinavia se considera una parte esencial de la crianza que promueve la salud y el bienestar de los más pequeños.
La siesta nórdica no solo acostumbra a los bebés al clima frío de estos países, sino que también les ayuda a conciliar el sueño en cualquier entorno, sea de día o de noche.
En muchas guarderías de los países nórdicos, los niños duermen fuera hasta que cumplen tres años, y pasan gran parte del día al aire libre haciendo actividades lúdicas y educativas.
La práctica de la siesta al aire libre también se asocia con un menor riesgo de contagio de infecciones como la tos y los resfriados, según afirman quienes la practican.
Además, se considera que el contacto con la naturaleza es beneficioso para el bienestar emocional y psicológico de los niños.
En pocas palabras, la siesta nórdica es una tradición arraigada en los países escandinavos que, según diversos estudios y la experiencia de generaciones, ofrece múltiples beneficios para la salud y el desarrollo de los bebés.