Imagina una situación en la que alguien desea invitar a otro alguien de viaje, una de estas personas goza de una economía excelente, la otra puede mantenerse muy bien pero no está en posición de gastar en viajes, la persona con la buena economía no tiene ningún inconveniente en invitar a la otra, no le pesa, no le representa ningún riesgo financiero y por ello decide pagar el viaje, es una situación que no representa ningún problema ¿Cierto?
Ahora agreguemos el género a la ecuación: Una mujer a la que le va muy bien decide invitar a su pareja de viaje porque él está pasando por un cambio de trabajo ¿Debería verse mal? Yo digo que no, si a ella no le pesa y puede darse el gusto pues adelante ¿No?
¿Y si es un hombre el que tiene la mejor posición económica? Pues entonces es como debería ser, él debe invitar y si no lo hace podría considerarse una persona coda ¿POR? En muchas situaciones el género hace que la situación se perciba correcta ¿Correcta comparada con qué? ó ¿Según quién? Pensar en si es hombre o mujer es lo que le da perspectiva y en muchas ocasiones no debería ser así, si quieres y puedes hacer algo por alguien que es importante en tu vida ¿Por qué detenerse si está dentro de tus posibilidades?
Sucede lo mismo si hablamos de regalar flores o pagar una cuenta, si te nace y puedes hacer pues hazlo, particularmente las cuestiones que tienen que ver con dinero son temas de hablar y todo mundo tiene una opinión, nos ahorraríamos tantos malentendidos si pudiéramos hablar abiertamente con nuestr@s familiares, amigos, parejas, colegas y jefes de dinero, así que te invito a sacar el tema cuando haya algo te incomode o cause duda, no piensen en género, ni posiciones, piensa en claridad y en evitar roces posteriores.
Diana Trejo, actual Coordinadora de la Carrera de Cinematografía en UDCI.