McAllen, Texas, EE.UU., 21 de diciembre de 2024 — El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) registró 271,484 deportaciones durante el último año fiscal, la cifra más alta en una década, según el informe publicado recientemente. Este aumento refleja un enfoque intensificado en las operaciones migratorias, incluso con vuelos de deportación ampliados y simplificación en los procedimientos de viaje hacia diversos países.

Un récord en deportaciones

La cifra supera ampliamente las 142,580 deportaciones reportadas el año anterior y representa el nivel más alto desde 2014, cuando se alcanzaron 315,943 expulsiones. México lideró como destino principal con 87,298 deportaciones, seguido por Guatemala (66,435) y Honduras (45,923), reflejando la continuidad de una estrategia logística enfocada en América Latina.

Además de estos destinos prioritarios, ICE realizó deportaciones hacia naciones menos frecuentes como Albania, Ghana, India, Rumania, y por primera vez en seis años, un vuelo significativo hacia China. Este enfoque diversificado busca acelerar los procesos en medio de un sistema con recursos limitados.

Detenciones y desafíos operativos

Por otro lado, las detenciones por cruces ilegales en la frontera con México también registraron cifras históricas. En noviembre, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) informó 46,612 arrestos, marcando una disminución del 18% respecto al mes anterior y un descenso del 80% comparado con el récord de diciembre de 2023. Estas cifras responden en parte a las medidas más estrictas implementadas por México y a las políticas migratorias de la administración Biden.

A pesar del aumento en deportaciones, ICE enfrenta limitaciones en su capacidad operativa. La agencia detuvo un promedio de 37,700 personas al día, restringida por los fondos asignados por el Congreso y una capacidad de detención que no ha crecido significativamente en los últimos años. Además, el número de casos gestionados por los tribunales de inmigración continúa en ascenso, alcanzando los 7.6 millones, un desafío logístico y financiero significativo.

Impacto político y futuro incierto

Este panorama representa un reto importante para el virtual presidente electo Donald Trump, quien ha prometido intensificar las deportaciones durante su administración. Sin embargo, las limitaciones de personal, espacio y fondos podrían obstaculizar sus objetivos. Texas ya ha ofrecido terrenos rurales para establecer zonas transitorias que permitan ampliar la capacidad de detención.

Mientras tanto, los países de Centroamérica continúan siendo aliados clave en el proceso de deportación debido a la facilidad de aceptar a sus ciudadanos y la cercanía geográfica. Sin embargo, el futuro de estas colaboraciones dependerá de las políticas migratorias y la cooperación internacional en los próximos años.

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