Azzul Monraz y su Madame Ur y sus Hombres la noche del sábado 21 de agosto en el Cuarto Etílico demostró la belleza de su voz y sensibilidad y lo demostró cantando a capela el primer tema: Manantial.
Ella cubierta, como si se tratara de una crisálida y de pronto esa voz inundaba con esa tesitura el ambiente íntimo. Un espacio pequeño que ella hizo que se sintiera profundo y luminoso.
Siempre cubrió su cara con un antifaz. Cubrió su rostro pero mostró su alma cuando en un escenario entre sombras y con un músico: Joel Castillo en el teclado y guitarra interpretó 14 temas.
El público fué guiado a ocupar su mesa. El mesero que entre la penumbra les indicaba que mesa ocuparía luego les encendía una vela. Poco después les servía una bebida.
No más de veinte personas. Y sin embargo ella cantó como si estuviera ante miles. Vestida de negro, las luces subían y bajaban en intensidad pero siempre apenas dibujaban la silueta generando un ambiente en el que solo su voz estimulaba como el canto de una sirena.
Madame Ur hipnotiza. Seduce. Encanta. Te lleva de la mano a un universo creativo y sus temas como Otoño, Roja, Realidad y Tengo Miedo y diez temas más se sucedieron uno a otro con agilidad sorprendente y con esa melancolía profunda y el contraste de lo gótico del estilo.
Una hora y media y fué como un destello. De la oscuridad a la luz y Madame Ur se pasea entre las mesas. Platica entre las canciones y finalmente nos regresa a la belleza de los grandes intérpretes esos que iluminan con su voz y le dan luz.
Finalizó el Coccon concierto con el tema Grandiosas y cantó una más: Un Mundo Raro del gran José Alfredo Jiménez y logró una interpretación sublime.
Y su luz volvió a iluminar las sombras de un Cuarto Etílico que ella desgranó con cada tema como estrellas de un nuevo cielo y volvió a sumergirse en la crisálida de dónde surgió.
Texto y Fotografía: Luis Felipe Cota Fregozo.