Nueva York, EE. UU., 27 de enero de 2025.- Este lunes marcó un punto crítico en el sector de la inteligencia artificial, con la compañía Nvidia sufriendo una caída histórica de casi el 17% en el mercado bursátil. La pérdida, que se traduce en 600,000 millones de dólares de capitalización, representa la mayor disminución en un solo día registrada en Wall Street.
El desplome ocurre tras el meteórico ascenso de DeepSeek, un modelo de IA desarrollado por la compañía china del mismo nombre, que ha revolucionado el mercado con su propuesta económica y eficiente. Con una inversión inicial de apenas 6 millones de dólares, DeepSeek ya supera al popular ChatGPT de OpenAI en diversas funciones y, lo que es más sorprendente, ha logrado posicionarse como la aplicación más descargada en la App Store de Apple.
El éxito de DeepSeek radica en su diseño accesible, gratuito y en su capacidad para operar con chips más económicos y menos recursos de datos, lo que genera serias dudas entre los inversionistas sobre la sostenibilidad de las grandes apuestas en hardware especializado, como los chips de Nvidia.
El impacto no solo golpeó a Nvidia, sino también a otras empresas clave del sector, como Broadcom, que retrocedió un 17.40%, y Taiwan Semiconductor Manufacturing, con una caída del 13.33%.
Nvidia había alcanzado recientemente el título de empresa más valiosa del mercado, superando a Apple, pero su capitalización ahora se ha reducido a 2.9 billones de dólares, quedando por debajo de Apple (3.45 billones) y Microsoft (3.23 billones).
En paralelo, las políticas anunciadas por el presidente estadounidense Donald Trump la semana pasada, que incluyen una inversión de 500,000 millones de dólares en infraestructura para IA, buscan contrarrestar el avance de competidores internacionales como China. Este esfuerzo, liderado por SoftBank y OpenAI, pretende posicionar a Estados Unidos como líder en tecnología, aunque los efectos a corto plazo en el mercado reflejan la incertidumbre sobre el futuro del sector.
La irrupción de DeepSeek no solo pone en jaque a gigantes tecnológicos, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre la dirección de la inversión en inteligencia artificial y la viabilidad de modelos más costosos en un mercado que apuesta por la eficiencia y el acceso universal.