Ciudad de México, 5 de abril de 2024.- En un dramático giro de eventos, la relación entre México y Ecuador se encuentra en su punto más bajo en décadas después de que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunciara la suspensión de las relaciones diplomáticas con Ecuador. Este anuncio se produjo como respuesta a la detención del exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, quien se refugiaba en la embajada mexicana en Quito, por parte de la policía ecuatoriana.
La secretaria de Relaciones Exteriores de México, Alicia Bárcena, describió el incidente como una “violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México”, señalando que tomarían medidas legales y anunciando el inmediato retiro del personal diplomático mexicano de Ecuador. Además, México planea llevar el caso ante la Corte Internacional de Justicia, citando infracciones a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.
Por su parte, el gobierno de Ecuador, liderado por el presidente Daniel Noboa, justificó la acción policial argumentando que Glas, quien enfrenta condenas por cohecho y peculado, no puede considerarse un perseguido político. En un comunicado, se acusó a México de “extralimitar las funciones de su embajada” al ofrecer refugio y tramitar asilo político a Glas, considerando esta acción como un abuso de las inmunidades y privilegios diplomáticos. El comunicado enfatizó que la captura de Glas se alinea con el marco jurídico convencional y defendió su proceder como legítimo.
Jorge Glas, quien fue vicepresidente bajo la administración de Rafael Correa y es considerado su cercano aliado, se había refugiado en la embajada mexicana desde diciembre, tras ser acusado formalmente por las autoridades ecuatorianas. Su detención ha exacerbado las tensiones entre México y Ecuador, planteando interrogantes sobre los límites del asilo político, la inviolabilidad de las misiones diplomáticas y la interpretación del derecho internacional.
Este incidente no solo marca un deterioro significativo en las relaciones bilaterales entre México y Ecuador sino que también plantea un desafío a las normas internacionales que rigen las relaciones diplomáticas. Ambas naciones se encuentran ahora en un impasse, con la comunidad internacional observando de cerca la evolución de este conflicto diplomático.