MANILA, FILIPINAS.- Líderes de la Iglesia y el sector empresarial filipino expresaron su preocupación el miércoles por el cierre por orden del gobierno de una de las mayores cadenas de radio y televisión del país, que ha sido una importante fuente de información sobre la pandemia del coronavirus.

Organismos internacionales de monitoreo condenaron el cierre de ABS-CBN Corp, que ha chocado con el presidente, Rodrigo Duterte, por la cobertura crítica de sus noticieros, y la describieron como un duro golpe para la libertad de prensa en un bastión de la democracia en Asia.

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La Comisión Nacional de Telecomunicaciones ordenó el cese de actividad del gigante mediático cuando su concesión del Congreso expiró el lunes. La agencia dio marcha atrás en su declaración ante el Congreso sobre que emitiría un permiso temporal mientras los parlamentarios estudiaban renovar la concesión. Sólo la Cámara de Representantes puede conceder o revocar esa concesión, y sus sesiones se han demorado, en parte por las medidas contra el coronavirus.

En un indicio de hasta dónde llegaba la inquietud por el cierre de la cadena, que salió del aire el martes por la noche, tanto la oposición como aliados clave de Duterte cuestionaron la decisión de la agencia.

La vicepresidenta, Leni Robredo, que lidera a la oposición, dijo que la difusión oportuna de información precisa salva vidas en una crisis y consolida la unidad nacional.

“Cerrar ABS-CBN cuesta vidas, además de castigar de forma innecesaria a los miles que perderán sus empleos”, dijo.

El congresista Franz Alvarez, que pertenece a una coalición proDuterte y lidera el Comité de la Cámara de Representantes sobre Concesiones Legislativas, dijo que la orden de la comisión “es una clara intromisión en la jurisdicción de la Cámara”.

La agencia dijo en marzo a los legisladores que emitiría un permiso temporal para que la cadena operase mientras se resolvía la renovación de su licencia, dijo Alvarez a DZMM, la emisora de radio de ABS-CBN.

La delegación filipina de Amnistía Internacional calificó el cierre como un “indignante ataque” a la libertad de los medios y pidió al gobierno que devolviera a la cadena a las ondas de inmediato.

El obispo Gerardo Alminaza, de la Conferencia Episcopal Católica de Filipinas, protestó por la suspensión “en nombre de los periodistas y los miles de trabajadores afectados por la decisión” mientras intentaban lidiar con la pandemia.

ABS-CBN tiene más de 11.000 empleados de noticias y producción en todo el país. Además de informar sobre el coronavirus, que ha infectado a casi 10.000 personas y matado a 637 en Filipinas, también ha proporcionado camiones enteros de ayuda sanitaria y alimentos.

Grupos de supervisión de medios acusaron a Duterte y a su gobierno de silenciar a medios independientes como ABS-CBN que han hecho una cobertura crítica de temas como la campaña antidroga del presidente, en la que han muerto miles de sospechosos, la mayoría pobres.

Fuentes del gobierno negaron que el cierre de la emisora fuera una cuestión de libertad de prensa, insistiendo en que todo el mundo debía cumplir la ley.

Con información de AP.

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