Ciudad de México, 22 de marzo de 2025.– El Gobierno de China ha demorado la autorización para que la automotriz BYD instale una planta en México, debido a preocupaciones de que su tecnología avanzada termine en manos de Estados Unidos. Según reportes, Pekín teme que la cercanía geográfica con EE.UU. facilite una filtración tecnológica: la decisión responde al temor de que la tecnología de los “autos inteligentes” de BYD pueda filtrarse por la frontera hacia territorio estadounidense. Build Your Dreams (BYD), el mayor fabricante de vehículos eléctricos de China, anunció en 2023 su intención de construir una fábrica en México con capacidad para 150,000 autos al año y la promesa de generar 10,000 empleos. Sin embargo, el proyecto aún no cuenta con el visto bueno del Ministerio de Comercio chino, lo que pone en duda el futuro de la inversión.

Temor de Pekín a la filtración tecnológica
De acuerdo con fuentes citadas por Financial Times, las automotrices chinas necesitan la aprobación del gobierno para fabricar en el extranjero, y en este caso esa luz verde no ha llegado. La mayor preocupación del Ministerio de Comercio de China sería la proximidad de México con EE.UU., señalaron estas fuentes. En efecto, la ubicación mexicana podría dar a terceros un acceso poco restringido al know-how y los sistemas avanzados desarrollados por BYD . La dinámica de “nearshoring” –empresas que se instalan en México para aprovechar el acceso preferencial al mercado estadounidense– intensifica esa inquietud. Pekín teme que Washington pueda acceder indirectamente a los avances de BYD, especialmente al sistema de conducción autónoma “God’s Eye” que la compañía debutó en febrero de este año. Este sistema de asistencia inteligente al conductor forma parte de la tecnología sensible que China busca resguardar.
China también está calibrando sus prioridades estratégicas. En los últimos años, Pekín ha favorecido proyectos en países aliados dentro de su Iniciativa del Cinturón y la Ruta (la Nueva Ruta de la Seda), priorizando inversiones en naciones afines a su órbita. En ese contexto, México —socio cercano de Estados Unidos y no adherido formalmente a la Ruta de la Seda— ha quedado relegado en la lista de destinos aprobados por China para la expansión de sus empresas. La cautela de Pekín refleja cómo el país, que durante décadas se vio acusado de copiar tecnología extranjera, ahora busca proteger sus propias innovaciones domésticas en vehículos eléctricos antes de compartirlas en entornos donde podrían ser vulnerables.

T-MEC, Trump y tensiones comerciales trilaterales
La decisión china no ocurre en el vacío, sino en un clima geopolítico complejo entre China, Estados Unidos y México. Durante su presidencia, Donald Trump acusó a México de ser una “puerta trasera” para productos chinos que ingresaban sin aranceles a EE.UU. mediante el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). En su mandato (2017-2021), Trump impuso agresivos aranceles a las importaciones chinas y presionó a México para frenar la llegada de empresas asiáticas al país. En respuesta, el gobierno mexicano tomó medidas defensivas: aplicó impuestos a productos chinos –por ejemplo, aranceles a textiles provenientes de China – y abrió investigaciones antidumping sobre importaciones de acero y aluminio del gigante asiático.
Este toma y daca comercial marcó la relación trilateral. México, altamente integrado con la economía estadounidense vía el T-MEC, ha tenido que equilibrar la apertura a la inversión china con el cuidado de no tensar su alianza con Washington. Las acciones proteccionistas de ambos lados dejaron huella. Esa postura, combinada con el natural escepticismo de Pekín, ha complicado los planes de empresas como BYD en la región. Ahora, con la nueva disputa sobre la planta de BYD, México se encuentra nuevamente en una posición delicada, tratando de conciliar intereses: atraer capital tecnológico de China sin comprometer la confianza comercial con Estados Unidos.

La incierta inversión de BYD en México
Pese a los obstáculos, BYD ha insistido en su interés por producir en México, buscando aprovechar la cercanía con el mercado norteamericano y los beneficios arancelarios del T-MEC. En marzo de 2024, un reporte de Bloomberg señaló que BYD envió una delegación al estado de Jalisco para evaluar posibles sitios para su fábrica. Meses después, en octubre, Reuters citó a Jorge Vallejo –director de BYD México– afirmando que la empresa anunciaría antes de fin de 2024 la ubicación de su primera planta en el país. Sin embargo, esas previsiones no se concretaron. En una entrevista posterior con Financial Times, Stella Li, vicepresidenta global de BYD, evitó confirmar los planes y dio a entender que aún no se toma una decisión definitiva sobre construir en México. La falta de autorización desde Pekín mantiene el proyecto en el limbo.
Obstáculos en Brasil y avance en Latinoamérica
El caso mexicano no es único en la expansión internacional de BYD. La compañía ha enfrentado desafíos similares en la región. En Brasil, una inversión millonaria de BYD quedó en pausa en 2024 luego de denuncias de que trabajadores chinos, contratados por un subcontratista para construir su planta en Bahía, sufrían explotación laboral en condiciones “similares a la esclavitud”. Las autoridades brasileñas rescataron a 163 empleados en esa operación y abrieron investigaciones por trata de personas, obligando a BYD a suspender temporalmente el proyecto y a replantear sus prácticas con contratistas. Este revés mostró las dificultades que puede enfrentar una firma china al invertir en el extranjero, más allá del tema tecnológico.
A pesar de estos obstáculos, BYD ha logrado consolidarse en el mercado latinoamericano en ventas. En 2024, la marca vendió más de 40,000 vehículos en México, colocándose rápidamente como un competidor destacado en el segmento de automóviles eléctricos e híbridos del país. La compañía proyecta duplicar sus ventas en México en 2025 y planea abrir 30 nuevos concesionarios a lo largo del territorio nacional para impulsar su crecimiento. Este desempeño comercial subraya el apetito del mercado regional por los vehículos de nueva energía y la posición cada vez más fuerte de fabricantes chinos como BYD en América Latina.

La respuesta de México: prioridad al T-MEC
Desde el lado mexicano, la reacción oficial ha sido cautelosa. Al ser consultada sobre la situación de BYD y China, la presidenta Claudia Sheinbaum minimizó el asunto señalando que la posible inversión de BYD “nunca fue formal” y que hasta ahora “no existe ningún proyecto firme” de una automotriz china en el país. En su conferencia de prensa matutina, Sheinbaum confirmó que hubo una propuesta de BYD, pero que no pasó de ser una intención inicial. Además, fue clara al enfatizar que México dará prioridad a las inversiones de países con los que tiene un tratado comercial, como Estados Unidos y Canadá. “Tiene que verse cuál proyecto y bajo qué circunstancia”, matizó la mandataria, sugiriendo que cualquier inversión china sería evaluada a la luz de los compromisos del T-MEC y los intereses estratégicos mexicanos.
La postura de Sheinbaum refleja la línea delicada que transita México. Si bien el país no cierra la puerta a la inversión china, deja claro que su alianza comercial principal es con Norteamérica. Fuentes cercanas al gobierno mexicano indican que, tras años de tensiones comerciales, México ha adoptado una actitud más cautelosa con China para proteger su relación con EE.UU., lo que suma incertidumbre sobre la viabilidad del proyecto de BYD. Por su parte, la filial BYD México se ha mantenido discreta. Ante consultas de la prensa local, la compañía se limitó a responder que “no hay un comunicado oficial” sobre la situación de la planta demorada , evitando confrontar públicamente la decisión de Pekín.

BYD: potencia eléctrica en expansión global
Paradójicamente, la restricción china ocurre cuando BYD atraviesa un momento de auge en la industria automotriz global. La compañía fundada por Wang Chuanfu ha emergido como líder en ventas de vehículos de nueva energía (eléctricos puros e híbridos enchufables), desafiando el dominio de Tesla a nivel mundial. Solo en 2024, BYD comercializó alrededor de 4.3 millones de vehículos de este tipo, un salto de 41% respecto al año anterior, consolidándose como el fabricante de autos eléctricos más grande del mundo . Esa cifra incluye su creciente presencia fuera de China: BYD ya produce en lugares como Tailandia y planea fábricas en Europa, dentro de una agresiva estrategia de internacionalización.
Para financiar su expansión, BYD recaudó recientemente 5,600 millones de dólares en la bolsa de Hong Kong, recursos con los cuales busca ampliar operaciones en mercados clave. La empresa también ha invertido en innovación acelerada: presentó una nueva plataforma de supercarga de 1,000 kW capaz de recargar un auto en cinco minutos, y celebró en septiembre pasado la producción de su vehículo número 9 millón de nueva energía, convirtiéndose en la primera automotriz china en alcanzar ese hito de fabricación masiva. Estos logros subrayan la ventaja tecnológica que China quiere resguardar.
No obstante, la expansión global de BYD choca con barreras geopolíticas. Sin la aprobación de Pekín, el ambicioso plan de construir en México permanece en el aire. Al mismo tiempo, la presión diplomática y comercial de Washington hacia Beijing sigue en aumento, lo que complica el panorama. Observadores de la industria señalan que está por verse si el fabricante chino podrá sortear el juego político actual y concretar su presencia manufacturera en México. La resolución de este caso servirá como termómetro de hasta dónde llegan los nuevos equilibrios en la cadena automotriz mundial, donde México emerge como terreno de disputa entre la hegemonía tecnológica china y los intereses de Estados Unidos.

Fuentes: Financial Times, Bloomberg, Reuters, Xataka México, Gizmodo en Español, El País, Infobae/Reuters .