TIJUANA. -Durante el mes de agosto inicia la temporada de actividad cinegética o caza regulada en Baja California, para ella el Gobierno del Estado emite normalmente alrededor de cuatro mil cintillos que, avalan el permiso para poder cazar algunas especies específicamente señaladas por la autoridad, por lo que el director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), José Carmelo Zavala Álvarez resaltó la importancia de la verificación de que la actividad se desarrolle de manera ordenada.

El experto ambiental señaló que, mediante esta actividad se genera una derrama económica de aproximadamente 8 millones de dólares por temporada, esta cantidad es baja en comparación con otras entidades del país a causa de que, en Baja California, se desarrolla de forma mucho más reducida.

“En Baja California, para hablar de la importancia cinegética, dentro de las especies más importantes, destaca el Gallito de Monte o Faisán que oscila en los 2 mil cintillos para su cacería, la Huilota y la Paloma que andan casi por los mil, igual que algunas especies de codornices; venados que oscilan en unos 350 individuos, la Branta que se caza en la Bahía de San Quintín, está en el orden de los 400, en el Puma se tiene el caso de entre 5 y 6 por temporada e incluso los Coyotes que, se permite hasta de 40 ejemplares al año y el Gato Montés también entre 5 y 6”, destacó Zavala Álvarez.

En el caso de las aves, un cintillo pude representar el permiso para cazar incluso docenas de estas especies. La vigilancia del buen uso de los permisos debe ser verificado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), por eso el llamado a la coordinación entre el Gobierno Estatal y Federal, lanzado por el también integrante del Programa LEAD del Colegio de México José Carmelo Zavala Álvarez.

“Por eso es importante la coordinación entre el Gobierno Federal y Estatal, para que el Estado informe de las autorizaciones que dio por cada Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) que están dentro de la Áreas Naturales Protegidas”.

En Baja California actualmente existen 300 UMAS que son los ranchos cinegéticos que recibieron las autorizaciones para el aprovechamiento dentro de su territorio.

Por otra parte, el director del CIGA puntualizó en los tipos de fauna silvestre ya domesticada que existen: las especies para cuestiones de producción o trabajo y las mascotas o animales de compañía.

Al respecto invitó a recordar los pros y contra que tienen estas especies, tales como la posible alteración genética a la que se someten las especies destinadas a producir algún tipo de alimento como los pollos y las vacas o en el caso de los animales “de casa” donde se da la sobrepoblación descontrolada y la contaminación producida por sus desechos fecales, como sucede con los perros y gatos que deambulan por las calles.

José Carmelo Zavala Álvarez, reiteró la importancia de preservar las especies que pueden ser víctima de la caza furtiva, tal y como sucede con el Borrego Cimarrón, que desde inicios de la década de los 90’s es una especie protegida.

El problema de la cacería furtiva, así como la pesca ilegal son actividades por las que se exige la intervención de las autoridades para llevar su control y conservar las especies al igual que con la caza que se realiza en las UMAS.

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