CIUDAD DE MÉXICO.- Miles de mexicanos se reunieron el domingo en la plaza principal de la capital para celebrar el primer año del presidente Andrés Manuel López Obrador en el cargo, mientras que miles más marcharon por la avenida principal de la ciudad para protestar contra la violencia y otros males en el país.
El ambiente en el Zócalo era festivo: una orquesta de Tabasco, el estado natal del mandatario, tocaba música tropical inspirada en sonidos cubanos mientras mujeres con poca ropa bailaban a su lado. Algunos participantes traían máscaras de López Obrador en lo que los partidarios llamaron el “AMLOFest”, un juego de palabras con las iniciales del presidente.
Las encuestas muestran que más de la mitad de los mexicanos apoyan la forma en que López Obrador dirige el país, a pesar de las crecientes tasas de homicidios y una economía que está trastabillando y coqueteando con la recesión.
López Obrador tiene grandes ambiciones para cambiar a México. El mandatario reitera con frecuencia que, por el bien de todos, primero los pobres, y ha hecho el compromiso de erradicar la corrupción generalizada. El mandatario llama a su presidencia la “Cuarta Transformación”, para equipararla con otros hitos nacionales como la independencia de México del dominio español.
En un discurso el domingo, el presidente se refirió a sus logros hasta el momento, como el lanzamiento de nuevos programas sociales destinados principalmente a ayudar a los jóvenes, a los ancianos y a los indígenas. El Banco Mundial calcula que uno de cada tres mexicanos vive en la pobreza.
“Todavía no hay crecimiento económico como deseamos”, afirmó, “pero insisto en una mejor distribución de la riqueza”.
Mientras tanto, en la avenida Paseo de la Reforma, manifestantes vestidos de blanco expresaron enojo y frustración por los incidentes de violencia cada vez más atroces, una economía estancada y la profundización de las divisiones políticas en el país.
La masacre en noviembre de tres mujeres estadounidenses y sus seis hijos a manos de sujetos armados de un cártel narcotraficante mexicano acaparó la atención mundial sobre el agravamiento de la violencia.
Adrián y Julián LeBarón, a cuyas familias pertenecían las víctimas del ataque perpetrado en el norte de México, participaron en la protesta en la capital.
Los manifestantes corearon su apoyo a los LeBarón cuando pasaron por el monumento del Ángel de la Independencia. Les gritaban “LeBarón, LeBarón”, seguido de “no están solos”.
Julián LeBarón dijo a periodistas que el presidente de México necesita la ayuda del pueblo para derrotar al crimen organizado.
“Tenemos que trabajar juntos para encontrar la forma de detener la violencia”, dijo. “Si no somos capaces de defender la vida en nuestro país, nunca vamos a ser un país civilizado y mucho menos un país libre”.
El presidente estadounidense Donald Trump dijo la semana pasada que tiene intención de declarar organizaciones terroristas a los carteles narcotraficantes mexicanos, postura que suscitó preocupaciones en México de que Washington lance operaciones unilaterales en territorio mexicano.
López Obrador agradeció el domingo a Trump por respetar la soberanía de México tras los hechos de violencia, incluido el que costó la vida a miembros de la familia LeBarón, prometió hacer justicia y subrayó que México no aceptará “ningún tipo de intervención” de las autoridades estadounidenses. El gobierno mexicano dijo el domingo que ha efectuado varios arrestos relacionados con la masacre de la familia LeBarón.
Los manifestantes tenían una larga lista de inconformidades. La campaña de austeridad del presidente ha causado miles de despidos en el sector público, y se atribuyen diversas crisis a los recortes presupuestarios, desde incendios forestales incontrolables hasta escasez de medicamentos vitales en las instituciones de salud pública, e incluso brotes de dengue en municipios donde se redujeron las aspersiones de insecticida para exterminar mosquitos.
“Estamos cuestionando las malas decisiones del gobierno que nos han llevado a desestabilizar al país en cuanto a la economía, salud, educación y seguridad”, dijo Desirée Navarro, estilista de modas e integrante de una organización llamada Hijas de la Mx que se pronuncia contra la violencia y la desigualdad.
Navarro consideró que los principales proyectos del mandatario, entre ellos un tren que cruzará la península de Yucatán, son “caprichos” que quitan valiosos recursos financieros a iniciativas más importantes.
Fernanda Betancourt, abogada del estado de Veracruz _con litoral en el Golfo de México_ y también integrante de la organización, dijo que al parecer los negocios se han paralizado en su entidad debido a la inseguridad y la falta de inversión.
“El presidente habla de un ahorro, pero a la par no están invirtiendo”, dijo. “Si no hay inversión no hay crecimiento”.
Betancourt dijo que desearía ver que el presidente una a los mexicanos y no que los divida.
México se ha polarizado cada vez más en el gobierno de López Obrador. El presidente se refiere a sus críticos con el término despectivo de “fifís”, y los conservadores llaman “chairos” a los simpatizantes del mandatario, que significa personas que defienden las causas sociales de la izquierda pero que muestran poco compromiso real con el cambio.
Los partidarios del presidente piden que se le dé más tiempo.
“Se han visto avances; a lo mejor es lento”, dijo Karla González, abogada que votó por López Obrador. Por ejemplo, los profundos problemas de inseguridad en el país no pueden resolverse de la noche a la mañana, agregó.
González dijo que su padre está muy contento de recibir una pensión mensual equivalente a unos 125 dólares que López Obrador impulsó para los adultos mayores. Su padre trabajó duro en fábricas y restaurantes hasta que por problemas cardiacos asumió la importante responsabilidad de cuidar a los niños. Los programas de ayudas de este tipo han redundado en una profunda lealtad entre los electores de bajos ingresos.
López Obrador dijo el domingo que necesita un año más para completar la “transformación” del país.
Fuente: AP