Berlín, Alemania – A pesar de un aplazamiento de varias semanas, Alemania finalmente cerró sus últimas tres centrales nucleares, culminando así un viejo compromiso de abandonar este tipo de energía. Con esto, la primera economía europea enfrenta el desafío de prescindir de energías fósiles en medio de la crisis energética desencadenada por la guerra en Ucrania.
La ministra de Medio Ambiente, Steffi Lemke, declaró: “Los riesgos vinculados a la energía nuclear son definitivamente no manejables. El abandono de la energía nuclear hace que Alemania sea más segura”. La decisión de cerrar las centrales nucleares se tomó después de la catástrofe de los reactores de Fukushima y fue respaldada por el gobierno actual bajo el canciller socialdemócrata Olaf Scholz.
La ceremonia de cierre organizada por la empresa PreussenElektra que explota Isar 2 fue descrita por su presidente, Guido Knott, como un “acto muy conmovedor”. Sin embargo, algunas personas protestaron contra el cierre de las centrales nucleares en la Plaza de Brandeburgo en Berlín.
La organización ambientalista Greenpeace realizó una ceremonia en la que representó al átomo con los restos de un dinosaurio derrotado por el movimiento antinuclear y proclamó que “la energía nuclear ya es historia”.
La asociación Nuklearia, por otro lado, anunció en un llamamiento que quería dar una señal positiva a la energía nuclear. En Lingen, ciudad cercana a uno de los reactores que se cerraron, se concentraron opositores a la energía nuclear frente a la fábrica de combustibles ANF, que pertenece al grupo francés Framatome, para exigir también el cese de la producción.
El cierre de las centrales nucleares de Alemania marca el comienzo de un nuevo capítulo energético para la economía europea en su lucha contra el cambio climático.